Oprimidos por el tapabocas

Estaba comprando en Farmacity, le pidieron que se ponga bien el tapabocas y enfureció.

No está sola: hay una minoría intensa y global que considera al uso de barbijos como una renuncia inaceptable a los derechos individuales.

Vicky estaba haciendo la cola en Farmacity cuando una cajera -“cual comisario de la KGB”- le pidió que usara bien su tapabocas.

Indignada, antes que mover dos centímetros un pedazo de tela para taparse la nariz, prefirió dejar su changuito lleno en la línea de cajas e irse con las manos vacías.

Vicky es parte de una minoría intensa que equipara una medida mínimamente incómoda -para evitar la propagación de una enfermedad muy contagiosa- a una acción opresora de un régimen autoritario, y que está dispuesta a dar la batalla en el espacio público.

Aunque está probado que el uso del tapabocas ayuda a disminuir el avance del COVID-19, Vicky no está sola.

Es parte de un movimiento global que se manifiesta en un nuevo subgénero de videos virales de “Karens” -un nombre estereotípico que en Estados Unidos se asocia a mujeres blancas de mediana edad que van por la vida maltratando gente- y “Kens” -el variante masculino- que sostienen que el uso obligatorio de tapabocas es una violación de sus libertades individuales, una herramienta de opresión o directamente una conspiración.

Si la evidencia científica y la realidad no alcanzan -Argentina en este momento está llegando a su pico de contagio-, las redes sociales están para recordarle a Vickys, Karens y Kens el uso correcto del tapabocas, y que el incorrecto no tiene nada que ver con la lucha por las libertades.

Fuente: Cosecha Roja

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