Qué pasa con los perros “violentos” y cómo funcionan los centros de rehabilitación

Tras el caso de los pitbull que atacaron a una mujer en San Martín

La mañana del 23 agosto Marcela caminaba por la calle Intendente Ballester al 4000, en el partido de San Martín, cuando fue sorprendida y fue atacada por tres perros pitbull. Los animales comenzaron a morderla, a tironearla de la campera, mientras la mujer desesperada intentaba sin éxito zafar del ataque. Finalmente llegó la ayuda de los vecinos que lograron ahuyentar a los animales fuera de control.

Las imágenes se volvieron virales, el caso copó la agenda mediática y varias preguntas quedan flotando en el aire: ¿Qué sucede con los perros que atacan a las personas? ¿Qué dice la legislación argentina? ¿A dónde van a parar los canes con antecedentes violentos?

Página/12 consultó a distintos especialistas y una de las primeras conclusiones es que no se debe caer en la trampa fácil de culpabilizar al animal. “El perro siempre es la víctima”, explicó Maximiliano Aráoz, instructor canino profesional y director de la Escuela Integral de Capacitación Canina, Gulliver Dog Team. “El comportamiento que se pudo apreciar en el video es instintivo. El perro lo que hace es activar los protocolos e impulsos de presa, de cacería. ¿Por qué lo hizo? Porque no tuvo educación”, agregó.

Para Aráoz, el peor maltrato que existe es el abandono. “Muchos creen que los perros violentos así son víctimas de maltrato, que sufren violencia física, pero nosotros siempre planteamos que hay muchas familias que tienen perros, pero los tienen como si tuvieran un cactus, y eso solo puede generar este tipo de conductas agresivas”, expuso.

Qué pasó con los pitbull que atacaron a la mujer en San Martín

Acerca de los pitbull que atacaron a la mujer en San Martín, según detalló Andrés Fernández Solari, director de prensa del municipio de esa localidad bonaerense, los perros que atacaron a Marcela, provocándole multiples heridas, permanecen alojados en Zoonosis del municipio. “Están bien cuidados, pero habían llegado en muy mal estado, muertos de hambre”, aseguró el funcionario en diálogo con este diario.

Y amplió: “La perra tiene una hernia y se está evaluando si pueden operarla. Además, tenía muchas garrapatas, por lo que se le realizaron análisis para descartar que tenga ehrlichia, una enfermedad causada por estos parásitos. En tanto, los dos machos van a ser castrados y a todos se le aplicarán las vacunas correspondientes”.

Solari precisó que la Unidad Funcional de Instrucción 4 de San Martín, a cargo de la causa a partir de la denuncia radicada por la hija de la mujer afectada, está buscando interesados que quieran adoptar a los perros. “Ya hay unos cuantos interesados, pero la fiscalía terminará diciendo a quien se los dan y cuando”, señaló.

Radiografía de un centro de rehabilitación para canes

“Si el perro mordió a una persona, lo primero que se hace es la denuncia ante el instituto antirrábico, porque hay que descartar que el animal tenga rabia” puesto que esto podría provocarle la muerte al sujeto que fue atacado, precisó a Página/12 Claudio Gerzovich Lis, médico veterinario y especialista en comportamiento canino.

Luego, está la instancia legal, lo que quiere hacer la persona en relación a lo que le pasó. “Es importante aclarar que los perros no son imputados sino que son parte de un proceso judicial. El imputado es el dueño, porque es el responsable de lo que haga el perro dentro y fuera de la casa”, completó Aráoz, que en su centro de Cañuelas alberga a 80 perros que están en rehabilitación por conducta, ya sea porque estuvieron involucrados en episodios violentos particulares o son parte de un proceso judicial.

“Cuando recibimos un perro que tienen comprobados problemas de conducta lo primero que hacemos es un diagnóstico en el que intentamos ver por qué está así, qué le faltó, que no se pudo prevenir, qué es lo que hace que desencadene esa conducta, qué tan mal está instintiva y emocionalmente, por qué no gestiona, por qué es reaccionario”, explicó el instructor.

Foto: Gulliver Dog Team.

El tratamiento continúa con un proceso de socialización, donde “el perro entra en contacto con otros de su especie, con humanos de distintas edades, se le enseña conductas básicas de obediencia, que aprenda a caminar sin tirar, que responda un llamado, que se eche, y sobre todo que aprenda a morder y soltar que es lo que, evidentemente, nunca se les enseña a la mayoría de los perros”.

Cuando el animal está en condiciones de recibir el alta porque ha demostrado un cambio real de conducta, se abre un proceso de búsqueda para la adopción puesto que “los perros que han pasado por un proceso judicial en general no vuelven al mismo domicilio, porque esa familia ya falló”.

El tratamiento de rehabilitación se adapta a las características de cada perro. Foto: Escuela Integral de Capacitación Canina, Gulliver Dog Team.

Finalmente, los especialistas precisaron que el tiempo de rehabilitación depende de cada animal y que incluso algunos no logran modificar sus conductas. “Hay perros que no se pueden rehabilitar, pero no es porque no se pueda necesariamente sino que es multicausal y multifactorial”, aseguró Gerzovich Lis.

A modo de ejemplo, Aráoz sumó: “Hay ciertos casos donde uno plantea rutinas de aprendizajes diarias y vemos que el animal aparenta tener avances significativos, pero luego hace un retroceso. Entonces, se hace una consulta con un veterinario especialista en neurología porque puede haber un daño neurológico o fisioneurológico en el animal. Si bien muy bajo el índice, la probabilidad existe”.

Conducta violenta: genética y crianza

Tal como sucedió en el caso reciente de San Martín, con frecuencia los episodios de violencia son protagonizados por perros considerados de “razas potencialmente peligrosas” por su carácter agresivo, como los rottweiler, pitbull terrier, dogo argentino, entre otros. Sin embargo, los especialistas coinciden en que la raza no es una condición excluyente e hicieron hincapié en que no se debe caer en ese reduccionismo y evitar la estigmatización.

“Cualquier perro puede ser violento. Los pitbull y ciertas razas de perros lo que tienen son ciertas características, como más impulso, más fuerza, más virulencia, pero eso es secundario. Si pensamos que reaccionaron violentamente porque son pitbull, eso no es así. La raza importa, pero no es la causa preeminente”, expresó Gerzovich Lis.

“Hay muchas variables que pueden influir para que un perro sea violento: la genética, que no solo es la raza, sino la línea familiar del individuo; el sexo, en general los machos pueden tener más potencia que las hembras; y la crianza. Esto último tiene muchísima importancia, incluso mucho más que la genética. Diríamos que en la conformación del carácter de un perro es 30 por ciento genética, 70 por ciento ambiente”, agregó.

Foto: Escuela Integral de Capacitación Canina, Gulliver Dog Team.

En esa misma línea, Araóz explicó que “el maltrato físico es una situación que puede generar un perro agresivo, pero el no trato también influye. Por ejemplo, no educarlo con límites claros hace que un perro termine desarrollando una conducta violenta”. “Los instintos se pueden controlar, el perro los puede gestionar y entender hacia donde redirigirlos, pero para eso necesitan enseñanza. La gente cree que si a un perro se le da amor y alimento de buena calidad ya es suficiente, pero no es así. Con eso solo no alcanza”, completó.

FUENTE: Página 12

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